jueves, 3 de marzo de 2011

La parábola de los talentos

"Estando la gente escuchando estas cosas, añadió una parábola, pues estaba él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro. Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse. Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez talentos y les dijo: "Negociad hasta que vuelva." Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: "No queremos que ése reine sobre nosotros." «Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: "Señor, tu talento ha producido diez talentos." Le respondió: "¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades." 
Como el noble dejó los talentos así el Señor nos ha dejado
nuestras capacidades
Vino el segundo y dijo: "Tu talento, Señor, ha producido cinco talentos." Dijo a éste: "Ponte tú también al mando de cinco ciudades." «Vino el otro y dijo: "Señor, aquí tienes tu talento, que he tenido guardada en un lienzo; pues tenía miedo de tí, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste." Dícele: "Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré; pues ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses." Y dijo a los presentes: "Quitadle el talento y dádsela al que tiene los diez talentos." Dijéronle: "Señor, tiene ya diez talentos." - "Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará." «"Pero a aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí."» Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén."
  
El Señor nos EXIGE que aprovechemos todo lo que nos ha dado. Tenemos muchas cualidades, muchas habilidades y aptitudes pero ¿Las aprovechamos? 
Muchas veces no aprovechamos nuestras capacidades y permitimos que estas se atrofien. Menospreciamos una cosa, menospreciamos otra, no queremos hacer cosas que pensamos que no nos servirán para nada o que son de "peor categoría" y que no tienen ningún mérito para nosotros. 
Puede que algo no se nos de bien, tengamos una baja capacidad y en lugar de intentar mejorar tiremos la toalla.
Y así vamos desaprovechando nuestras capacidades y nuestras posibilidades. 

También es posible que tengamos una determinada vocación, que Dios tiene pensada para nosotros desde la creación del mundo, y que decidamos tirar por otro camino. El Señor no nos castigará, pero tampoco estamos haciendo lo que es mejor para nosotros, porque lo que el Señor piensa para nosotros siempre es lo mejor.
  
Y de todo esto tendremos que acabar dándole cuenta al Señor cuándo lleguemos a Él.
  
Resumiendo con una palabra: APROVECHAR. 
Aprovechar nuestras capacidades al máximo.
Aprovechar nuestro tiempo.
Saber elegir con libertad siempre la MEJOR opción que es la que Dios tiene preparada para nosotros y si no sabemos elegir, consultarlo con Él.

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