sábado, 27 de noviembre de 2010

Un rito de admisión que me ha dado mucho que pensar....

-- Rescato este tema de un blog anterior y lo sitúo en su fecha correspondiente --

Ayer, asistí al Rito de Admisión de trece seminaristas en Córdoba. Y ¿Qué es eso?
Pues el Rito de Admisión a las Sagradas Órdenes es una ceremonia en la que la Iglesia Católica reconoce a un seminarista como candidato al Orden Sagrado, osea, a ordenarse en el futuro sacerdote o diácono.
Conocía a varios de los seminaristas que recibieron el rito, incluso alguno es de mi pueblo, así que no podía faltar.


Era la primera vez que asistía a uno. La ceremonia, preciosa, ver como alguien que conoces está decidido a dedicar toda su vida al servicio a Dios y a los demás, como renuncia a cosas que para otros son irrenunciables: como poder tener cerca a tu familia, vivir en un lugar fijo, tener una libertad en salidas y llegadas, casarte algún día,...

El obispo dijo algo que es cierto, y que tal vez mucho deberían de aplicarselo, incluido yo mismo. Decía más o menos esto:
"Muchas veces he ido a dar charlas a institutos de bachillerato y al preguntar "¿A quien le atrae esta forma de vida? ¿Quién siente que Dios lo puede estar llamando a ser algún día sacerdote?" Nadie contestaba. Pero siempre había algún listillo que decía "A este". Yo le respondía entonces "No, a este no. Porque Dios no puede haberte dicho a tí que quiere que este sea sacerdote. Puede haberte dicho que quiere que tú seas sacerdote. O puede haberle dicho a él lo mismo. Pero no puede habertelo dicho a tí para que tú se lo digas a él" La vocación es de Dios y la da Dios"

Y tiene mucha razón. Muchas veces puede pasar que encasillamos a alguien como un posible cura o monja en el futuro. A veces, yo lo he pensado de alguien. Y otras veces lo han pensado de mí.

La cosa es que cuando te preguntan a tí. La primera reacción que tienes es "¡No!", en tu interior piensas "....., ya estoy harto siempre con el mismo temita que no quiero ser cura!".
¿Sacerdocio o Matrimonio?

Pero siempre nos referimos de la forma "¿Tú quieres ser...?, Yo quiero ser..." Sin darnos cuenta de que una vocación la da Dios, que la tiene pensada para nosotros desde que nos creó.
Podemos aceptar esta vocación o escapar de ella, pero siempre seremos más felices en aquello que Dios tiene pensado para nosotros.

Y tengo que decir, algo que sólo he dicho a dos sacerdotes. Me he planteado la posibilidad de que ese sea mi camino.
Creo que es una cuestión que toda persona católica joven debe de preguntase, ¿Puede ser ese mi camino? Generalmente, supongo que se rechaza automáticamente. Pero últimamente lo pienso ¿Puede ser esa mi vocación?.

Decía nuestro obispo que una vocación tenía varias fases: La llamada, el miedo y la aceptación.

¿Qué es lo que siento? De momento estoy muy indeciso. No sé ni siquiera lo que voy a estudiar el año que viene. El seminario es una idea que aparece, como tantas otras. No la admito, pero tampoco la rechazo. 

¿Es miedo lo que siento a decir sí? ¿O tal vez sólo es que el sacerdocio no es mi vocación?
Miedo... Podría tenerlo. A que mis padres no lo acepten, no quieran pagarme lo estudios, a "desperdiciar" mi vida... (eso más que un miedo es una tentación porque es evidente que con Dios nada se desperdicia)
Que no sea esa mi vocación... También puede ser...

Escribir esto aquí ya significa que interiormente voy aceptando que hay algo. Pero todavía no sé que es.

Os pido oración para poder darme cuenta de qué es a lo que Dios me llama, cuál es mi vocación de estado y profesional. Necesitaría al menos saber que estudios elegir el año que viene y todavía no tengo ni la más remota idea...

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